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Neruda and Vallejo: Selected Poems Page 5


  rodando a goterones,

  cae el agua,

  como una espada en gotas,

  como un desgarrador río de vidrio,

  cae mordiendo,

  golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma,

  rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

  Solamente es un soplo, más húmedo que que el llanto,

  un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,

  un movimiento agudo,

  haciéndose, espesándose,

  cae el agua,

  a goterones lentos,

  hacia su mar, hacia su seco océano,

  hacia su ola sin agua.

  Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,

  bodegas, cigarras,

  poblaciones, estímulos,

  habitaciones, niñas

  durmiendo con las manos en el corazón,

  soñando con bandidos, con incendios,

  veo barcos,

  veo árboles de médula

  erizados como gatos rabiosos,

  veo sangre, puñales y medias de mujer,

  y pelos de hombre,

  veo camas, veo corredores donde grita una virgen,

  veo frazadas y órganos y hoteles.

  Veo los sueños sigilosos,

  admito los postreros días,

  y también los origenes, y también los recuerdos,

  como un párpado atrozmente levantado a la fuerza

  estoy mirando.

  Y entonces hay este sonido:

  un ruido rojo de huesos,

  un pegarse de carne,

  y piernas amarillas como espigas juntándose.

  Yo escucho entre el disparo de los besos,

  escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

  Estoy, mirando, oyendo,

  con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,

  y con las dos mitades del alma miro el mundo.

  Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazon enteramente,

  veo caer un agua sorda,

  a goterones sordos.

  Es como un huracán de gelatina,

  como una catarata de espermas y medusas.

  Veo correr un arco iris turbio.

  Veo pasar sus aguas a través de los huesos.

  SEXUAL WATER

  Rolling down in big and distinct drops,

  in drops like teeth,

  in heavy drops like marmalade and blood,

  rolling down in big drops, the water

  is falling,

  like a sword made of drops,

  like a river of glass that tears things,

  it is falling, biting,

  beating on the axle of symmetry, knocking on the seams of the soul,

  breaking abandoned things, soaking the darkness.

  It is nothing but a breath, more full of moisture than crying,

  a liquid, a sweat, an oil that has no name,

  a sharp motion,

  taking shape, making itself thick,

  the water is falling

  in slow drops

  toward the sea, toward its dry ocean,

  toward its wave without water.

  I look at the wide summer, and a loud noise coming from a barn,

  wineshops, cicadas,

  towns, excitements,

  houses, girls

  sleeping with hands over their hearts,

  dreaming of pirates, of conflagrations,

  I look at ships,

  I look at trees of bone marrow

  bristling like mad cats,

  I look at blood, daggers and women’s stockings,

  and men’s hair,

  I look at beds, I look at corridors where a virgin is sobbing,

  I look at blankets and organs and hotels.

  I look at secretive dreams,

  I let the straggling days come in,

  and the beginnings also, and memories also,

  like an eyelid held open hideously

  I am watching.

  And then this sound comes:

  a red noise of bones,

  a sticking together of flesh

  and legs yellow as wheatheads meeting.

  I am listening among the explosion of the kisses,

  I am listening, shaken among breathings and sobs.

  I am here, watching, listening,

  with half of my soul at sea and half of my soul on land,

  and with both halves of my soul I watch the world.

  And even if I close my eyes and cover my heart over entirely,

  I see the monotonous water falling

  in big monotonous drops.

  It is like a hurricane of gelatin,

  like a waterfall of sperm and sea anemones.

  I see a clouded rainbow hurrying.

  I see its water moving over my bones.

  Translated by James Wright

  and Robert Bly

  NO HAY OLVIDO

  (Sonata)

  Si me preguntáis en donde he estado

  debo decir “Sucede”.

  Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,

  del río que durando se destruye:

  no sé sino las cosas que los pájaros pierden,

  el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.

  Por qué tantas regiones, por qué un día

  se junta con un día? Por qué una negra noche

  se acumula en la boca? Por qué muertos?

  Si me preguntáis de donde vengo, tengo que conversar con cosas rotas,

  con utensilios demasiado amargos,

  con grandes bestias a menudo podridas

  y con mi acongojado corazón.

  No son recuerdos los que se han cruzado

  ni es la paloma amarillenta que duerme en el olvido,

  sino caras con lágrimas,

  dedos en la garganta,

  y lo que se desploma de las hojas:

  la oscuridad de un día transcurrido,

  de un día alimentado con nuestra triste sangre.

  He aquí violetas, golondrinas,

  todo cuanto nos gusta y aparece

  en las dulces tarjetas de larga cola

  por donde se pasean el tiempo y la dulzura.

  Pero no penetremos más allá de esos dientes,

  no mordamos las cáscaras que el silencio acumula,

  porque no sé qué contestar:

  hay tantos muertos,

  y tantos malecones que el sol rojo partía,

  y tantas cabezas que golpean los buques,

  y tantas manos que han encerrado besos,

  y tantas cosas que quiero olvidar.

  THERE IS NO FORGETFULNESS

  (Sonata)

  If you ask where I have been

  I have to say, “It so happens …”

  I have to talk about the earth turned dark with stones,

  and the river which ruins itself by keeping alive ;

  I only know about objects that birds lose,

  the sea far behind us, or my sister crying.

  Why so many different places, why does one day

  merge with another day? Why does a black night

  gather in the mouth? Why all these people dead?

  If you ask where I come from I have to start talking with broken objects,

  with kitchenware that has too much bitterness,

  with animals quite often rotten,

  and with my heavy soul.

  What have met and crossed are not memories,

  nor the yellow pigeon that sleeps in forgetfulness ;

  but they are faces with tears,

  fingers at the throat,

  anything that drops out of the leaves:

  the shadowiness of a day already passed by,

  of a day fed with our own mournful blood.

  Look and see violets, swallows,

  all those things we love so much and can see

  on the tender greeting-cards with long tails

  where time and swe
etness are sauntering.

  But let’s not go deeper than those teeth,

  nor bite into the rinds growing over the silence,

  because I don’t know what to say:

  there are so many people dead

  and so many sea-walls that the red sun used to split,

  and so many heads that the boats hit,

  and so many hands that have closed around kisses,

  and so many things I would like to forget.

  Translated, by Robert Bly

  from

  Tercera Residencia

  1935–1945

  BRUSELAS

  De todo lo que he hecho, de todo lo que he perdido,

  de todo lo que he ganado sobresaltadamente,

  en hierro amargo, en hojas, puedo ofrecer un poco.

  Un sabor asustado, un río que las plumas

  de las quemantes águilas van cubriendo, un sulfúrico

  retroceso de pétalos.

  No me perdona ya la sal entera

  ni el pan continuo, ni la pequeña iglesia devorada

  por la lluvia marina, ni el carbón mordido

  por la espuma secreta.

  He buscado y hallado, pesadamente,

  bajo la tierra, entre los cuerpos temibles,

  como un diente de pálida madera

  llegando y yendo bajo el ácido duro,

  junto a los materiales

  de la agonía, entre luna y cuchillos,

  muriendo de nocturno.

  Ahora, en medio

  de la velocidad desestimada, al lado

  de los muros sin hilos,

  en el fondo cortado por los términos,

  aquí estoy con aquello que pierde estrellas,

  vegetalmente, solo.

  Out of everything I’ve done, everything I’ve lost,

  everything I have gotten unexpectedly,

  I can give you a little in leaves, in sour iron.

  A terrified flavor, a river that the feathers

  of the burning eagles are covering, a sulphurous

  retreat of petals.

  The undivided salt doesn’t forgive me now,

  nor the constant bread, nor the tiny church eaten

  by the ocean rain, nor the coal bitten

  by the secret foam.

  I have looked and found, heavily,

  under the earth, among the frightening bodies,

  like a tooth made of whitish wood,

  coming and going under the stubborn acid,

  close to the substances

  of agony, between moon and knives,

  dying at night.

  Now in the center

  of this speed no one takes seriously, alongside

  walls that have no threads,

  deep inside cut off at the ends,

  here I am with the thing that loses stars,

  like a vegetable, alone.

  Translated by Robert Bly

  from

  Canto General

  1950

  ALGUNAS BESTIAS

  Era el crepúsculo de la iguana.

  Desde la arcoirisada crestería

  su lengua como un dardo

  se hundía en la verdura,

  el hormiguero monacal pisaba

  con melodioso pie la selva,

  el guanaco fino como el oxígeno

  en las anchas alturas pardas

  iba calzando botas de oro,

  mientras la llama abría cándidos

  ojos en la delicadeza

  del mundo lleno de rocío.

  Los monos trenzaban un hilo

  interminablemente erótico

  en las riberas de la aurora,

  derribando muros de polen

  y espantando el vuelo violeta

  de las mariposas de Muzo.

  Era la noche de los caimanes,

  la noche pura y pululante

  de hocicos saliendo del légamo,

  y de las ciénagas soñolientas

  un ruido opaco de armaduras

  volvía al origen terrestre.

  El jaguar tocaba las hojas

  con su ausencia fosforescente,

  el puma corre en el ramaje

  como el fuego devorador

  mientras arden en él los ojos

  alcohólicos de la selva.

  Los tejones rascan los pies

  del río, husmean el nido

  cuya delicia palpitante

  atacarán con dientes rojos.

  Y en el fondo del agua magna,

  como el círculo de la tierra,

  está la gigante anaconda

  cubierta de barros rituales,

  devoradora y religiosa.

  SOME BEASTS

  It was the twilight of the iguana.

  From the rainbow-arch of the battlements,

  his long tongue like a lance

  sank down in the green leaves,

  and a swarm of ants, monks with feet chanting,

  crawled off into the jungle,

  the guanaco, thin as oxygen

  in the wide peaks of cloud,

  went along, wearing his shoes of gold,

  while the llama opened his honest eyes

  on the breakable neatness

  of a world full of dew.

  The monkeys braided a sexual

  thread that went on and on

  along the shores of the dawn,

  demolishing walls of pollen

  and startling the butterflies of Muzo

  into flying violets.

  It was the night of the alligators,

  the pure night, crawling

  with snouts emerging from ooze,

  and out of the sleepy marshes

  the confused noise of scaly plates

  returned to the ground where they began.

  The jaguar brushed the leaves

  with a luminous absence,

  the puma runs through the branches

  like a forest fire,

  while the jungle’s drunken eyes

  burn from inside him.

  The badgers scratch the river’s

  feet, scenting the nest

  whose throbbing delicacy

  they attack with red teeth.

  And deep in the huge waters

  the enormous anaconda lies

  like the circle around the earth,

  covered with ceremonies of mud,

  devouring, religious.

  PART I describes South America before the Europeans arrived: the plants and trees, birds, rivers, and minerals, and the Aztec priests coming down the temple stairs looking like “brilliant pheasants.” There are eleven poems in this section; we have chosen the second poem, about the animals.

  Translated by James Wright

  ALTURAS DE MACCHU PICCHU, III

  El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable

  granero de los hechos perdidos, de los acontecimientos

  miserables, del uno al siete, al ocho,

  y no una muerte, sino muchas muertes llegaba a cada uno:

  cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámpara

  que se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesas

  entraba en cada hombre como una corta lanza

  y era el hombre asediado del pan o del cuchillo,

  el ganadero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado,

  o el roedor de las calles espesas:

  todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria:

  y su quebranto aciago de cada día era

  como una copa negra que bebían temblando.

  PART II, called The Heights of Macchu Picchu is made up of twelve1 poems suggested by a visit Neruda made in 1943 to the old ruins of Macchu Picchu, high in the Andes.

  THE HEIGHTS OF MACCHU PICCHU, III

  The human soul was threshed out like maize in the endless

  granary of defeated actions, of mean things that happened,

  to the very edge of endurance, and beyond,

&n
bsp; and not only death, but many deaths, came to each one:

  each day a tiny death, dust, worm, a light

  flicked off in the mud at the city’s edge, a tiny death with coarse wings

  pierced into each man like a short lance

  and the man was besieged by the bread or by the knife,

  the cattle-dealer: the child of sea-harbors, or the dark

  captain of the plough,

  or the rag-picker of snarled streets:

  everybody lost heart, anxiously waiting for death, the

  short death of every day:

  and the grinding bad luck of every day was

  like a black cup that they drank, with their hands shaking.

  Translated by James Wright

  LA CABEZA EN EL PALO

  Balboa, muerte y garra

  llevaste a los rincones de la dulce

  tierra central, y entre los perros

  cazadores, el tuyo era tu alma:

  Leoncico de belfo sangriento

  recogió al esclavo que huía,

  hundió colmillos españoles

  en las gargantas palpitantes,

  y de las uñas de los perros

  salía la carne al martirio

  y la alhaja caía en la bolsa.

  Maldito sean perro y hombre,

  el aullido infame en la selva

  original, el acechante

  paso del hierro y del bandido.

  Maldita sea la espinosa

  corona de la zarza agreste

  que no saltó como un erizo

  a defender la cuna invadida.

  Pero entre los capitanes

  sanguinarios se alzó en la sombra

  la justicia de los puñales,

  la acerba rama de la envidia.

  Y al regreso estaba en medio

  de tu camino el apellido

  de Pedrarias como una soga.

  Te juzgaron entre ladridos

  de perros matadores de indios.

  Ahora que mueres, oyes

  el silencio puro, partido

  por tus lebreles azuzados?

  Ahora que mueres en las manos

  de los torvos adelantados,

  sientes el aroma dorado

  del dulce reino destruido?

  Cuando cortaron la cabeza

  de Balboa, quedó ensartada